El plástico es uno de los materiales más completos que ha inventado el ser humano. Precisamente su éxito hace que nos lo encontremos en todas partes, con las consecuencias que esto tiene para el ecosistema. Existen toda clase de plásticos y sirven para mil y un usos. Sin embargo, aspectos como su eficacia y su bajo coste han estado siempre por encima de su capacidad de integrarse en el medio ambiente tras finalizar su vida útil. Pero esto es algo que, poco a poco, estamos logrando disipar gracias a los plásticos sostenibles.
En muchos sectores, hace años que se están dando pasos para sustituir los plásticos tradicionales por alternativas más sostenibles. Sin ir más lejos, los bioplásticos. Inspirados en la naturaleza, pueden tener características propias de los plásticos actuales. Y, con el paso del tiempo, biodegradarse hasta desaparecer en la naturaleza como un elemento más. A diferencia de los microplásticos y nanoplásticos actuales que se acumulan por todo el planeta.
Uno de los plásticos más comercializados son las poliamidas. Si bien podemos encontrar estos polímeros en la naturaleza, en forma de lana o de seda, en laboratorio es posible crear poliamidas sintéticas, como el nailon o el kevlar. Y su aplicación la encontramos en industrias como la moda, la automoción, la electrónica, la medicina y un largo etcétera. Desde que se puso a la venta en un lejano 1938, se estima que cada año se producen 7 millones de toneladas de poliamidas como el nailon. No es de extrañar que haya quien busque maneras de crear plásticos sostenibles más respetuosos con la naturaleza.
Poliamidas biológicas creadas en laboratorio
Si encontramos poliamidas en la naturaleza, debería ser posible fabricarlas mediante métodos biológicos en vez de sintéticos. Y así resolver el problema de los plásticos sostenibles no contaminantes y que se integran en el medio ambiente. Es más. En la actualidad, la ciencia y la propia industria ya trabajan combinando métodos químicos y biotecnológicos. Y así producir productos químicos o biocombustibles a partir de biomasa renovable.
En el Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Corea, por sus siglas KAIST, un equipo de científicos dirigido por Sang Yup Lee ha publicado recientemente un documento en el que describen sus investigaciones. Bajo el título “Avances en la producción de poliamidas de base biológica”, explican que es posible crear plásticos sostenibles. Como el nailon. Pero con una base biológica en vez de sintética, como ocurre en la actualidad. Esa diferencia haría que toneladas de plásticos fueran biodegradables y más fáciles de reciclar o reutilizar que sus equivalentes sintéticos.
La propuesta del equipo dirigido por Sang Yup Lee y formado por Jong An lee y Ji Yeon Kim, entre otros, consiste en “la producción de monómeros de poliamida de base biológica utilizando microorganismos de ingeniería metabólica”, es decir, mediante la fermentación controlada. Durante sus experimentos, desarrollaron cepas de alto rendimiento que producen una variedad de compuestos, incluido el ácido succínico, plásticos biodegradables, biocombustibles y productos naturales utilizando herramientas y estrategias de ingeniería metabólica de sistemas.
Plásticos sostenibles a partir de microorganismos
El equipo de investigación revisó las estrategias de producción de poliamida de base biológica. Y en su publicación aportan información sobre los avances en la producción de monómeros de poliamida utilizando microorganismos de ingeniería metabólica. Destacando las tendencias recientes en los avances de poliamida de base biológica utilizando estos monómeros. En definitiva, el uso de microorganismos para producir nuevos materiales biológicos es una tendencia que puede extenderse a más equipos científicos que quieran investigar o generar productos comercializables. Y que puede dar pie a nuevos materiales igual de eficientes, pero menos problemáticos cuando ya no son útiles.
Así, estos plásticos sostenibles y biodegradables tendrían características similares o idénticas a sus equivalentes sintéticos. Pero con las ventajas medioambientales una vez finaliza su vida útil y es momento de reciclar o reutilizar esos materiales. El siguiente paso sería que empresas del sector se interesaran en estas nuevas poliamidas biológicas e integrarlas en la industria como alternativa a los materiales actuales, más contaminantes y que acaban en la naturaleza cuando no son procesados como deberían.