Babcock Ranch es un pueblo de Florida, uno de los estados de Norteamérica que más sufre las inclemencias climatológicas. En especial, los huracanes. Precisamente, esta pequeña población ha querido hacer frente a las grandes tormentas, más frecuentes en los últimos años, y para ello decidieron apostar por medidas a prueba de huracanes.
Este 2023, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos avisó de que la temporada de huracanes iba a ser más fuerte de lo que viene siendo habitual. Y eso que en el golfo de México, que afecta a México y al sureste de Estados Unidos, ya están acostumbrados a fuertes tormentas que suelen derivar en huracanes. Que vienen acompañados de inundaciones, cortes eléctricos y de otros suministros y pérdidas económicas. Y, En ocasiones, también humanas.
Por ese motivo, en la pequeña localidad de Babcock Ranch hicieron cambios para que su municipio fuera a prueba de huracanes. Unos 73 kilómetros cuadrados al suroeste del estado de Florida y al norte de Fort Myers, capital del condado de Lee y lugar de peregrinaje para miles de turistas. Y, desgraciadamente, víctima habitual de huracanes.
El pueblo natal del mañana
Como toda población, hoy en día, Babcock Ranch tiene página web. Y su lema es “The Hometown of Tomorrow”. Que podemos traducir como “El pueblo natal del mañana”. Podría ser el lema de muchos municipios en cualquier región del planeta. Pero en este caso en particular tiene un significado muy amplio, en especial porque este rincón de Florida ha querido adaptarse a las inclemencias climáticas. Y ser a prueba de huracanes. No por nada, la temporada de huracanes que afecta a todo el estado de Florida dura seis meses al año. Y los costes económicos derivados de ello son cuantiosos.
El crecimiento demográfico de este estado sureño de Estados Unidos ha sido enorme desde siempre. Pese a las tormentas y huracanes, su buen clima ha propiciado que millones de personas de lugares más fríos decidieran adquirir una segunda residencia más al sur. O, directamente, irse a vivir allí. En la ficción televisiva vemos con frecuencia referencias a Florida como lugar de peregrinaje de jubilados que buscan climas más favorables.
Babcock Ranch es uno de esos destinos de ensueño para quienes padecen inviernos nevados con bajas temperaturas durante varios meses y un clima más bien frío durante todo el año. Pero en todas partes hay problemas. En esta ocasión las tormentas y huracanes. Así que en 2018, este pueblo se inauguró con un diseño y planificación que tenía en mente ser a prueba de huracanes, resiliente y autosuficiente.
Sin sacrificar un estilo de vida más propio de un resort que de un pueblo al uso, con icónicos y verdes jardines con césped, campos de golf, senderos para pasear, piscinas comunitarias, lagos artificiales donde practicar deportes acuáticos o los cada vez más habituales carriles para bicicletas. Pero más allá de la apariencia, todo en Babcock Ranch tiene un propósito.
Desarrollo sostenible y resiliente
El responsable de que Babcock Ranch sea a prueba de huracanes es Syd Kitson. En su día fue quarterback de los Green Bay Packers y de los Dallas Cowboys, dos grandes equipos de la NFL estadounidense. Ya retirado, se dedicó al sector inmobiliario. Y en 2008 saltaba la noticia: Syd Kitson compraba por 700 millones de dólares Babcock Ranch, una propiedad “cinco veces el tamaño de la isla de Manhattan”, como decía entonces el Herald Tribune.
Por aquel entonces, esa zona estaba poblada por “pantanos de cipreses, humedales y otras tierras ambientalmente sensibles”. Y la idea de Kitson era construir 19.500 viviendas sostenibles. Acompañadas de toda clase de instalaciones e infraestructuras de las que goza hoy en día esta población, pensada para toda la familia y en la que no faltan actividades, mercadillos de productos locales y foodtrucks durante todo el año. Y, además, todo debía ser a a prueba de huracanes.
A diferencia de otras poblaciones creadas para familias de alto poder adquisitivo, Babcock Ranch se planteó desde el inicio como una comunidad resistente al clima. Por eso, al entrar en su página web, lo primero que vemos, además de bonitos edificios y parajes bucólicos, son placas solares. “Somos la primera población abastecida exclusivamente con energía solar de Estados Unidos”. Y no solo eso. Parte de la energía sobrante va a parar a las comunidades vecinas.
Pero hay más. Los lagos artificiales hacen las veces de estanques de retención que protegen las casas de inundaciones. Las calles absorben el exceso de lluvia. Y el salón comunitario tiene sus paredes y techos reforzados para servir de refugio cuando hay tormentas. Y junto al diseño y demás medidas a pruebas de huracanes, la ubicación de Babcock Ranch fue clave. Está tierra adentro a 45 minutos en coche de una zona que hace de barrera natural frente a las tormentas.