Tecnología y cultura, mejor unidas que enfrentadas

Museos y bibliotecas se suben al carro tecnológico para ofrecer nuevas experiencias y reinventar la forma en la que nos relacionarnos con la cultura.

La tecnología ha ido modificando a lo largo del tiempo la forma en la que nos relacionamos con el mundo. Actualmente, las nuevas tecnologías están presentes en casi todos los aspectos de nuestra vida, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos y, por supuesto, la cultura no es ajena a estos cambios.

La asociación Acción Cultural Española (ACE) asegura que las nuevas tecnologías se han convertido en «una herramienta cada vez más indispensable para profesionales del sector y para el conocimiento cultural de nuestra sociedad».

Ante esta situación, diferentes organismos han optado por renovar la forma en la que nos relacionamos con la cultura, introduciendo nuevos procesos y dispositivos que permiten a los usuarios sacar el máximo provecho a sus experiencias.

Realidad virtual

Muchos son los museos que han implantado sistemas de realidad virtual para trasladar la experiencia de una visita, sin que los usuarios tengan que desplazarse. La herramienta tiene una gran capacidad pedagógica, ya que permite un importante acercamiento al objeto cultural en sí, sin que los alumnos tengan que salir del aula.

Algunos de los grandes museos del mundo como, por ejemplo, Museo sefardí de Toledo, Museo Sorolla de Madrid, Museo Picasso de Málaga, Museo del Prado, Museo Louvre ya utilizan esta técnica en diferentes formatos para seguir ampliando el consumo de cultura.

Apps

Otra de las grandes apuestas de los museos han sido las apps, que permiten al público conocer en profundidad las obras, ver su proceso de restauración y compartir contenidos en sus redes, entre otras funciones. Desde el Museo del Prado se han desarrollado diferentes aplicaciones móviles para que los usuarios puedan alcanzar una mejor comprensión de las colecciones, incluso en exposiciones temporales utilizan dispositivos móviles para mostrar datos que a simple vista no se perciben.

El Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona también desarrolló su propia aplicación con nuevos contenidos y un módulo de gamificación con el que los usuarios pueden realizar visitas al museo, incluso en horas de cierre, y descubrir contenidos extra a través de diferentes pistas.

Por su parte, el Guggenheim de Bilbao ha sustituido el uso de audioguías por una app que permite personalizar la visita con audios en diferentes idiomas y vídeos de las obras seleccionadas.

Las bibliotecas también se transforman

Más allá del empleo de códigos QR, las bibliotecas están también en plena carrera tecnológica. De momento, ya existen algunas cuya colección se compone únicamente de títulos digitales, como la Politécnica de Florida. Otras disponen de un kiosko digital para geolocalización de títulos, como es el caso de la Biblioteca Vasconcelos de México y, por supuesto, son muchas las que ya disponen de una app a través de la cual poder hacer reservas, ojear catálogos e incluso escanear códigos de barras para comprobar si una obra determinada se encuentra en el catálogo de la biblioteca, como es el caso de la aplicación NYPL Mobile de la Biblioteca Pública de Nueva York. Otras, como la Biblioteca Central Alemana de Ciencias Económicas, permiten, entre otras muchas funciones, chatear en directo con un bibliotecario.

Las herramientas existen, ahora está en las manos de cada uno hacer uso de ellas y vivir la cultura desde otras ópticas.

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