Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) crecen cada año en todo el mundo. Ante esta circunstancia, y para no agotar los recursos de la Tierra, se hace necesario y urgente utilizar otras fuentes de energía menos contaminantes.
Para Martin Wolf, reputado periodista del Financial Times, el Foro Económico de Davos de este año 2020 tuvo dos claros protagonistas: Gretta Thunberg y Donald Trump.
Los dos representan, desde su punto de vista, posturas opuestas respecto al problema que supone el cambio climático; de pánico y de indiferencia, respectivamente. Aunque ambos tienen en común que fueron sinceros –dice– y no fingieron una preocupación que realmente no tienen.
Más allá de estas percepciones, el periodista expone en un artículo sobre este tema las conclusiones principales del conocido evento económico “al que asiste la élite mundial”. La principal y más importante, en su opinión, es la idea clara de que es necesario transformar el sistema energético actual por otro nuevo para cambiar la situación medioambiental.
Ni siquiera bastaría con detener la producción industrial y el crecimiento económico. Para que tuviera un efecto suficiente, tendrían que reducirse las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en un 95% de cara al 2050, una cifra que equivaldría a reducir la producción a niveles de 1870: inviable, claro.
Transformar el sistema energético actual
Es por ello que Wolf ve como única opción posible la transformación de nuestro sistema energético actual por otro menos contaminante, sin emisiones de carbono.
En este sentido, las fuentes renovables son una buena solución, como la solar y la eólica.
Sin embargo, el periodista hace hincapié en otro aspecto de la cuestión. Para transformar nuestro sistema energético no solo es preciso investigar más y apostar de manera decidida por este tipo de fuentes, sino combinar e implementar a nivel global todo un conjunto de políticas, leyes e incentivos económicos. “Se necesitaría un esfuerzo mundial histórico para evitar un peligro que todavía parece remoto para la mayoría de los seres humanos”, sentencia. Pero esta colaboración afectaría a diversos sectores económicos que, con probabilidad, no estén ahora por la labor.
Las emisiones de dióxido de carbono crecen un 0,6% más en 2019
Lo cierto es que, mientras se debate qué hacer, las emisiones de dióxido de carbono continúan creciendo cada año, entre un 1 y 1.5%.
Según el último informe de Global Carbon Project, que se presentó en diciembre en la Cumbre del Clima en Madrid, en 2019 se vertieron a la atmósfera un total de 36.800 millones de toneladas de CO2, un 0,6% más que en 2018 y un récord histórico.
Glen Peters, director del centro de investigación Cicero, en Oslo, y uno de los principales autores de este estudio, señala que desde hace años se ha disminuido el consumo de carbón, pero, en contra, ha aumentado la demanda de gas natural. Y esto “es mejor opción que el carbón, sí, pero es una solución a corto plazo, porque también es contaminante. Es preferible utilizar fuentes renovables”.
Sobre su uso, Peters subraya la importancia de la legislación para lograr cambios más efectivos y globales. “Las medidas políticas pueden frenar estas emisiones, pero necesitamos grandes políticas para reducirlas”.