Un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente calcula que desde 1990 a 2018 las emisiones de la UE se han reducido en un 23,2%.
La evolución de la Unión Europea hacia una economía más sostenible está en camino. En las últimas tres décadas este camino ha avanzado con algunos pasos decisivos. El resultado es que desde el año 1990 hasta el 2018 las emisiones de la UE se han reducido en un 23,2%.
El dato lo aporta un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente, que evalúa el estado de las emisiones en los últimos tiempos. Concluye con esta importante cifra. Pero la disminución es solo un paso más hacia un camino del que aún queda mucho por recorrer. No en vano, el objetivo de la UE es alcanzar la neutralidad en carbono en el 2050.
El informe ofrece otros datos positivos. En 1990, las emisiones de la UE suponían el 15% a nivel global. Ahora representan un 8%. Si bien probablemente esto no es una buena noticia en su conjunto, pues significa que el conjunto de emisiones contaminantes en el planeta ha aumentado.
De media, cada ciudadano de la UE emitía 12,2 toneladas de dióxido de carbono, mientras que ahora son 8,9 toneladas. Uno de los grandes cambios y quizá el principal motivo de la reducción de las emisiones de la UE es el desuso del carbón. Dos tercios de la reducción ha tenido lugar en el sector de la calefacción y el energético. En ellos las emisiones procedentes del carbón han disminuido en casi 50 millones de toneladas.
Hacia un mundo más sostenible
Para cumplir con el objetivo de ser neutra en huella de carbono en 2050, la UE tiene que dar pasos con decisión. La recuperación tras la pandemia ofrece una oportunidad para hacerlo. La reconstrucción económica puede venir de la mano de una transición energética liderada por las energías renovables.
La concienciación en el seno de la UE gana enteros. No solo en lo que respecta a las emisiones. También en la lucha contra el plástico, donde recientemente se han dado algunos pasos importantes. Para 2030 todos los plásticos desechables deberán ser reciclados.
Uno de los sueños más ambiciosos es el de formar una unión energética, más allá del carácter económico de la UE. El proyecto lleva varios años en debate y ensayo. Aunque los retos siguen siendo importantes.