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Un laboratorio de Japón consigue resucitar microbios de cien millones de años

El ser humano ha estado buscando desde tiempos remotos algún método para resucitar a los seres vivos. Puede que estemos más cerca de este hito gracias a un grupo de científicos que han conseguido traer a la vida microbios prehistóricos.

Un equipo de investigación de la Agencia de Ciencia y Tecnología de la Tierra y el Mar de Japón (JAMSTEC) y la Escuela de Oceanografía de Graduados de la Universidad de Rhode Island ha conseguido un hito perseguido por el ser humano durante años: resucitar seres vivos.

En esta ocasión, los investigadores han reunido muestras de microbios del fondo marino con una antigüedad de cien millones de años y han conseguido revivirlos y que se multiplicasen en sus laboratorios.

Hace cien millones de años

En el fondo marino hay numerosas capas de sedimentos y desechos orgánicos, es allí donde se localizaban los microbios.

«Nuestra pregunta era si la vida podría existir en un ambiente con tal limitación de nutrientes o si se trataba de una zona sin vida. También queríamos saber cuánto tiempo podrían mantener su vida en una ausencia de alimentos«, explicaba Yuri Morono, científico principal del proyecto.

El grupo de investigación, a bordo del buque JOIDES Resolution, perforó sedimentos a 100 metros debajo del fondo marino y a casi 6.000 metros bajo la superficie del océano.

Los resultados demostraron que, a pesar de soportar condiciones de baja energía durante millones de años, estos seres de tipo bacteria lograron mantener su potencial metabólico. Es decir, mantenerse con vida y con la capacidad de alimentarse y multiplicarse.

«Al principio era escéptico, pero descubrimos que el 99% de los microbios en sedimentos de hace 101 millones de años todavía estaban vivos», señaló Morono.

Una conclusión clara

Anteriormente, los científicos habían conseguido resucitar esporas bacterianas que se encontraban en cristales de sal con una antigüedad de 250 millones de años encontradas en Nuevo México. El problema es que algunos expertos de aquel proyecto tenían dudas sobre los resultados finales.

También, en 1995, la comunidad científica consiguió resucitar una espora bacteriana de abeja conservada en ámbar durante 40 millones de años.

Lo que sí está claro es que la ciencia no tiene límites ni siquiera en las profundidades de nuestro planeta. ¿Será este un gran paso para devolver a la vida a otros seres?

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