Hace tiempo que la IA dejó de ser un simple chatbot muy inteligente con el que interactuar y resolver dudas. La tecnología ha ido avanzando a pasos agigantados, y a pesar de que el usuario final todavía no tiene a su disposición las versiones más potentes, las que actualmente están en el mercado general ya son más que sorprendentes. Los modelos conversacionales son solo un ejemplo, pero hay muchas más herramientas que, poco a poco, se van adentrando en nuestras vidas y tomando el control de ciertas acciones. ¿Es peligroso? ¿Tiene una connotación negativa utilizar la IA para todo?
La inteligencia artificial no deja ser una herramienta para hacernos la vida más sencilla en ciertos aspectos, ahorrarnos tiempo y simplificar tareas que para la mente humana son tediosas. Utilizar la IA para todo puede sonar a exageración, pero la realidad es que esta tecnología ya está en buena parte de nuestras vidas, incluso en detalles que pasamos por alto.
¿Lo bueno de la IA? Todo lo superficial, aquellas acciones que sorprenden, como el hecho de redactar informes en segundos o poder conversar con ella de forma natural. ¿Lo malo? Es posible que una empresa china sepa si te dejas los calzoncillos tirados por el suelo. Es más, dicha empresa podría hacer un mapa de calor con los lugares de tu casa donde más calzoncillos olvidas. La magia de la IA.

La IA es maravillosa. Una herramienta útil, directa y muy precisa
El lado positivo de la IA es aquel que asombra cuando lo utilizas. Tener esta tecnología en nuestras vidas puede hacernos el día a día más fácil, ahorrar tiempo por doquier, mejorar nuestra dieta y mantener nuestra casa más limpia. Está tan integrada en la sociedad que es posible utilizar la IA para todo lo que nos convenga en casi cualquier momento.
Puede ayudarte en el trabajo, tanto si eres un empleado como el dueño de la empresa. Simplifica tareas, permite delegar acciones que antes llevaban horas terminar, puede hacer auditorias de contenido en cuestión de segundos y gestionar los horarios de cientos de empleados sin despeinarse. Todo, con ese toque personalizado y una comprensión del lenguaje tan natural que puede llegar a asustar cuando la utilizas por primera vez.
No es necesario utilizar la IA para todo, pero en muchos aspectos, y siempre que esté dentro de lo ético, es una herramienta que puede, incluso, salvar vidas. No solo en los avisos que puede emitir tu Apple Watch si detecta síntomas extraños en tu salud, también en el ámbito profesional, donde investigadores de todo el mundo están utilizando la inteligencia artificial para avanzar de forma mucho más rápida y llegar a conclusiones, erróneas o no, meses antes de lo esperado.
Nuestra vida se está llenando de IA
Utilizar la IA para todo es algo que, poco a poco, no depende solo de ti. Como usuario, puedes decidir utilizar o no ChatGPT para estudiar o ahorrar tiempo en el trabajo, pero la inteligencia artificial ya va mucho más allá de un chatbot que puedes usar o no. Google, Duolingo y decenas de servicios que utilizas en tu día a día han integrado esta tecnología para mejorar (o no) los resultados y la experiencia.
Si viajas a China, una IA se encarga de reconocer tu rostro en cada esquina donde hay una cámara y hacer un seguimiento de tus pasos en el país. Los auriculares que llevas puestos utilizan inteligencia artificial para detectar qué tipo de ruido hay en el exterior y suplirlo con la cancelación de ruido. El Uber que has solicitado para que te recoja en el aeropuerto no te ha asignado un conductor de forma aleatoria: ha utilizado la IA para determinar, con decenas de condicionantes, qué coche era el ideal.
Escapar de utilizar la IA para todo es cada vez más difícil, pero no debe ser algo que te preocupe, de hecho. La inteligencia artificial ayuda a miles de personas todos los días en acciones o situaciones que históricamente han supuesto un desafío. Los modelos conversacionales pueden paliar ese síntoma de soledad en ciertos casos, mientras que herramientas como Gemini Live permiten a personas con problemas de visión guiarse en entornos que no conocen o, incluso, encontrar objetos gracias al contexto visual de la cámara de su móvil.

Utilizar la IA para todo es cómodo, pero tiene su lado negativo
Por supuesto, utilizar la IA para todo tiene un punto negativo. El ejemplo más obvio es que su gran potencial se puede utilizar para resumir textos o dar conversación a una persona, pero también para crear explosivos o planificar un robo a un comercio concreto. Los chatbots como ChatGPT o Gemini tienen prohibido hablar sobre estos temas, pero la IA va mucho más allá, y ciertos modelos de lenguaje sin limitaciones pueden convertirse en una herramienta que facilita muchísimo hacer el mal.
Por otro lado, utilizar la IA para todo, incluso para las cosas más sencillas, puede erosionar la educación y crear una dependencia para tareas básicas. Poco a poco, es posible ir perdiendo capacidades, además de dudar de nuestro criterio si la utilizamos para validar situaciones o pensamientos continuamente.
El colmo se lo lleva nuestra privacidad. Utilizar la IA para todo significa que la inteligencia artificial está presente en buena parte de las cosas que hacemos en nuestro día a día. ¿Dirías que una empresa china tiene un mapa de tu casa? La respuesta rápida es que no, pero si tienes un robot aspirador en tu hogar, lo más probable es que este aparato, junto con la IA, sean capaces de crear informes completos sobre tus conductas en tu propia casa.
¿La utilidad de toda esta maraña de información masiva? No está del todo claro, pero sí que la privacidad, por culpa de utilizar la IA para todo, empieza a estar en entredicho. De hecho, ese tratamiento inmenso de datos es otra de las ventajas, y a la vez un inconveniente: la IA puede servirnos para cribar millones de datos para realizar una tarea, pero también para aglutinar y filtrar todo lo que sabe sobre nosotros y responder preguntas muy concretas a anunciantes, malhechores, etc.
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