Microsoft Edge y la guerra de los navegadores web

Cómo Microsoft perdió y volvió a alzarse en la guerra de los navegadores

Google Chrome es el navegador web más popular del mercado. Tal es su poder que otros navegadores han decidido usar su mismo código base, Chromium, en vez de apostar por sus propios desarrollos, para intentar acercarse a Chrome. Es el caso de Opera, Vivaldi, Brave, Samsung Internet o Microsoft Edge, entre otros. Solo Apple Safari y Mozilla Firefox se mantienen con su propio código independiente. La guerra de los exploradores de internet es fiera y ha sido así desde sus inicios.

El dominio de Google en el mercado de los buscadores es arrollador. 90% en ordenadores y 95% en dispositivos móviles. Si hablamos de navegadores web, las aplicaciones que sirven para abrir páginas web o usar buscadores, la cosa está algo más repartida. Pero Google Chrome manda, con un 65% de mercado. Contando ordenadores y dispositivos móviles. Le sigue Apple Safari con un 21%. Y, en tercer lugar, tenemos a Microsoft Edge con un 5%

Pero no siempre ha sido así. Como escribí hace unos años en Historia de los navegadores: de Mosaic a Chrome, la rivalidad entre navegadores web ha sido siempre dura. A Mosaic le sucedió Netscape. Y cuando Netscape dominaba el mercado, un mercado recién creado, llegó Microsoft con su Internet Explorer. En poco tiempo se hizo con el control. No porque fuera el mejor. La clave estaba en que era el navegador por defecto de Windows, el sistema operativo más popular de entonces.

Caer y volverte a levantar

Microsoft condicionó cómo fue la Internet de los 90s y 00s, ya que si querías que tu página web se viera bien, tenías que asegurarte que lo hacía en Internet Explorer. Daba igual que hubiera estándares. Microsoft iba a la suya. Era el rey y no tenía nada que perder. Pero entonces llegó Firefox, un navegador web que ofrecía velocidad y facilidad de uso. Un soplo de aire fresco ante el monstruo en que se había convertido Internet Explorer. Irónicamente, Mozilla, la organización responsable de Firefox, surgió de las cenizas de Netscape, antiguo rival de Internet Explorer.

Así que Microsoft ya tiene experiencia en dominar mercados, perder su dominio y volver de nuevo a luchar por recuperar el control. En el mercado de navegadores web, el trono de Firefox fue arrebatado por Google y su navegador Chrome. Su estrategia consistió en ofrecer un navegador sencillo y ligero. Más que Firefox. Y minimalista como su buscador. Y, al estilo de Microsoft, como Google era ya un buscador muy popular, cuando entrabas desde otro navegador, te invitaba a instalar Google Chrome.

El regreso de Microsoft y los exploradores de internet

Firefox logró hacerse con el favor del público desde finales de 2009. Internet Explorer seguía dominando el mercado, pero su reputación estaba por los suelos. La llegada de Google Chrome supondría un segundo rival para Microsoft en un mercado que tenía asegurado desde hacía años. Hasta que en 2012 logra colocarse por delante. 

Desde entonces, el dominio de Chrome ha sido apabullante. Y con la llegada de los teléfonos móviles, la mayoría con sistema operativo Android, propiedad de Google, la situación de Google Chrome fue a mejor, mientras que el resto de rivales iban perdiendo cuota. No es de extrañar que Microsoft decidiera que Internet Explorer 11, lanzado en 2013, fuera la última versión de su navegador web estrella.

Microsoft Edge sustituyó a Internet Explorer

La guerra de los navegadores nos enseña que cuando un navegador logra hacerse con el primer puesto, sus rivales apuestan por innovar y arriesgarse para lograr cuota de mercado. No siempre sale bien, pero muchas veces tiene recompensa. En la actualidad, navegadores como Brave u Opera tienen su cuota de adeptos gracias a sus constantes mejoras en seguridad, privacidad, velocidad de carga y otras funciones que Chrome no tiene. De momento. Safari también innova en cada nueva versión. Además de tener cierto margen de mercado gracias a ser el navegador oficial de dispositivos iPhone, iPad y Mac.

Así que en Microsoft decidieron crear un nuevo navegador web. Se presentó a principios de 2015, su nombre era Microsoft Edge y venía a sustituir a Internet Explorer. Si bien convivieron un tiempo. Tuvo versión para Windows, macOS, Android, iOS e incluso para Xbox, la consola de Microsoft. Y pese a sus bondades y funciones, y su propio código Blink y V8, duró apenas cinco años.

El relanzamiento de Microsoft Edge

En 2020, Microsoft decidió relanzar Microsoft Edge basándose en el código Chromium de Google. Una estrategia que hoy siguen la mayoría de navegadores. Como mencioné antes, Opera, Vivaldi, Brave y un largo etcétera. Todos ellos, por dentro, son como Google Chrome. Pero cambiando algunos entresijos, eliminando algunos detalles y aportando su propia interfaz y herramientas propias. Así logran que ambos navegadores sean compatibles pero sin los inconvenientes de Google Chrome.

En el caso de Microsoft Edge, se introdujeron funciones prácticas que hoy damos por sentadas, como un lector de PDF integrado, un catálogo de extensiones a la altura de Firefox y Chrome, del que carecía Internet Explorer, compatibilidad con los últimos estándares de la WWW… Y, poco a poco, fue introduciendo más funciones como protección antitracking durante la navegación, perfiles de usuario, un lector inmersivo para páginas web y otras opciones para guardar y organizar mejor el contenido que encontramos en Internet.

Esta apuesta por innovar y la integración de Edge en Windows 10 y Windows 11, hicieron que, poco a poco, este navegador web fuera ganando cuota de mercado pese a la omnipresencia de Google Chrome. Así, desde su lanzamiento en 2020 hasta 2023, logró arañar un 4,5% de cuota de mercado. Y si solo tenemos en cuenta ordenadores, la cuota sube al 11% en 2023.

Microsoft apuesta por la inteligencia artificial 

Pero si algo ha reanimado a Microsoft y productos como su buscador Bing o su navegador Edge es la inteligencia artificial. En concreto, su acuerdo de integrar GPT de OpenAI en su ecosistema de software y aplicaciones. Un proceso que sigue en marcha y que quiere introducir la inteligencia artificial en Windows y en Office tras su integración en Bing.

Microsoft lleva años trabajando en el campo de la inteligencia artificial y ha logrado grandes resultados con sus propios modelos de IA, pero a nivel científico y académico. El usuario medio no sabe nada al respecto. El éxito de OpenAI y su ChatGPT entre el gran público hizo que el gigante de Redmond decidiera integrar esa IA, más popular que la suya propia. Así obtenía publicidad gratuita y, de paso, lograba subirse al tren de la IA antes que sus rivales. 

Los navegadores web integran IA para luchar entre sí

Precisamente, ese éxito de OpenAI en prensa e Internet obligó a Google a lanzar su propia IA, Gemini, pese a contar ya con varios modelos anteriores y exitosos en el campo de la medicina y la investigación. Y a hacer lo mismo que Microsoft, integrar Gemini en todos sus productos. Por su parte, Apple también se ha tomado su tiempo hasta anunciar su propia IA, Apple Intelligence

La relación entre OpenAI y Microsoft empezó en 2019, pero en el ámbito de Azure, la infraestructura en la nube de Microsoft. No es hasta 2023 que ambas empresas anuncian una colaboración más estrecha. Microsoft anuncia una inversión milmillonaria y la integración de GPT en sus productos. Primero, en Bing. Su buscador. Una integración que ahora recibe el nombre de Copilot. Al igual que ChatGPT, Copilot es un chatbot que emplea el modelo de IA GPT para funcionar. Y podemos usarlo en Windows, en Microsoft Edge, en Bing y en las aplicaciones móviles Bing y Edge

El futuro de los exploradores de internet seguirá reñido

Así, con fecha de julio de 2024, Microsoft Edge ha logrado llegar al 5% de cuota de mercado en navegadores web, contando escritorio y móviles. Y subir al 13,75% en escritorio. Frente al 64.72% de Google Chrome en escritorio. Gracias a sus constantes mejoras, su integración en Windows, su apuesta por incentivar sus apps móviles y en la inteligencia artificial como reclamo.

Todo un logro si tenemos en cuenta su larga odisea desde que empezó a perder cuota de mercado, con Firefox y Chrome a su espalda, su pérdida del trono con Chrome y sus muchos intentos por volver a estar ahí. Subir un peldaño en el saturado mercado de navegadores web cuesta mucho. Microsoft lo sabe. Y aunque es complicado imaginar que Microsoft Edge vuelva a ocupar el puesto que ocupó Internet Explorer en el pasado, puede que si logre ser un buen rival si la integración de Copilot va a más y logra convertirse en una herramienta imprescindible para sus usuarios.

Sin embargo, no lo va a tener fácil. Google ya empieza a integrar Gemini en Google Chrome. Y Apple promete grandes mejoras en Safari y sus sistemas operativos con Apple Intelligence. Además, Microsoft no cuenta ya con la omnipresencia que tenía cuando el ordenador era el dispositivo principal. En la era de los móviles y los dispositivos inteligentes, Apple y Google tienen su propio ecosistema de gadgets interconectados entre sí, mientras que Microsoft no.

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