Infraestructuras como la red de suministro de agua, el alcantarillado, la electricidad, las carreteras, el transporte público o las telecomunicaciones deben ser una apuesta en esta trasformación tecnológica en el mundo rural.
Quizá suene raro, pero, ¿es posible la creación de un medio rural inteligente? Las cifras indican que la sobrepoblación de las ciudades y su explotación económica suponen una tendencia creciente que hace peligrar la lucha contra el cambio climático y nuestra propia sostenibilidad. Vivimos en un entorno que, cada vez más, nos conciencia de la idea de salvaguardar nuestro medio ambiente. Pero esto no debe limitarse solo a las grandes urbes, sino a abarcar las zonas rurales, permitiendo que estas también aprovechen los beneficios de la transformación digital.
¿Cómo podemos lograr esto? ¿Es posible hacer que el medio rural sea “smart”? Un territorio rural inteligente necesita unas infraestructuras básicas sobre las que construirse y poder prestar los servicios públicos imprescindibles para que la ciudadanía pueda residir y las empresas desarrollar su actividad en él.
Servicios públicos de calidad en el mundo rural
Infraestructuras como la red de suministro de agua, el alcantarillado, la electricidad, las carreteras, el transporte público o las telecomunicaciones deben suponer una apuesta en esta trasformación. Para su digitalización son necesarias las mismas herramientas que están facilitando la transición de las grandes ciudades en inteligentes, aunque adaptando los servicios a las peculiaridades del medio rural, como son la dispersión de la población, el envejecimiento o la brecha digital. Es más, se hace necesario dar un paso adicional e incluir soluciones que permitan digitalizar activos no existentes en las ciudades: campos, bosques, masas de agua, biodiversidad o patrimonio artístico.
De esta forma, los beneficios de las ciudades inteligentes se trasladan al medio rural, consiguiéndose ahorros del 10% de combustible en flotas de vehículos dedicados a la recogida de residuos gracias a la planificación dinámica de rutas a partir del llenado real de contenedores, o del 30% de consumo eléctrico gracias al alumbrado público inteligente, siempre manteniendo la calidad de los servicios. En esta línea, proyectos como el “Territorio Inteligente de Castilla y León” y la “Smart Provincia” de la Diputación de Badajoz son ya una realidad, pero además, el Plan Nacional de Territorios Inteligentes, publicado por la Secretaría de Estado de la Sociedad de la Información y Agenda Digital (SESIAD), prevé actuaciones específicas en el medio rural destinadas a garantizar la prestación de servicios públicos y paliar los problemas derivados de la despoblación.
Potenciar la economía local y su diversificación
El territorio inteligente no trata solamente de infraestructuras. Las empresas son cruciales para el desarrollo de un medio rural sostenible, ya que la falta de empleo es uno de los principales motivos del éxodo a la ciudad y por tanto de despoblación. La transformación digital es una palanca que puede ayudar a explotar nuevas actividades económicas, ayudando al mismo tiempo a la industria existente a ser más eficiente y sostenible desde el punto de vista del consumo de recursos, energía e impacto medioambiental. Además, abre la oportunidad de que dichas empresas abracen la economía circular, núcleo de la transición hacia la economía verde, que permitirá luchar de manera más eficaz contra el cambio climático. Todo esto se materializa en iniciativas como, por ejemplo, Visual Green, una herramienta de automatización del cuaderno de campo y costes desarrollada junto a VisualNACert, y John Deere, que permite ahorrar tiempo automatizando y ayudando a optimizar la gestión de cultivos.
Por su parte, la Dirección General de Desarrollo Rural y Política Forestal, encabezada por Isabel Bombal, dentro del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, impulsará en los próximos meses una Agenda Digital Rural para el sector agroalimentario y para el medio rural, que fomente en los mismos la innovación y la digitalización. Además, la próxima Ley de Agricultura incluirá un capítulo dedicado a las TIC, como motor de la digitalización. El objetivo es hacer más competitivas las 900.000 explotaciones agrarias y ganaderas españolas, que junto a las 28.000 empresas agroalimentarias facturan 100.000 millones de euros anules (un 10% del PIB), al tiempo que se lucha contra la despoblación actuando por ejemplo contra la brecha digital, que provoca que todavía un 45% de la población no tenga habilidades digitales básicas.
En este escenario, los servicios TIC son esenciales en la sociedad moderna y por ello trabajamos para mejorar el despliegue de las redes de última tecnología por todos los territorios. Además, desde Telefónica devolvemos a la sociedad el valor que proporcionan los datos que ésta genera al usar sus redes de comunicaciones, y que puede usarse no solo para planificar de manera óptima el despliegue de red, sino para abordar otros objetivos que tienen un impacto positivo en la población, como la asistencia ante catástrofes gracias a los datos de daños provocados a las infraestructuras y los movimientos de personas hora a hora, la predicción de la calidad del aire a partir del tránsito de vehículos y personas junto a la predicción climatológica, o la predicción de la difusión de enfermedades epidémicas.