El plástico es uno de los materiales más versátiles que ha creado el ser humano. De ahí que encontremos toda clase de plásticos. Y en todo tipo de elementos. El plástico se emplea en la construcción, en la industria, en medicina y, si miramos a nuestro alrededor, en casa tenemos muchos elementos de plástico. Pero el uso y abuso del plástico ha generado toneladas de residuos. Su mala o nula gestión ha provocado que los plásticos acaben en el mar. Y que se degraden, formando microplásticos. Y, en la actualidad, nos vemos obligados a buscar métodos para recuperar microplásticos del agua.
Numerosos estudios alertan del peligro de desechar los plásticos de manera tan despreocupada como ocurre en muchos países. O de trasladar toneladas de estos desechos a territorios con escasas políticas de reciclado, procesamiento o recuperación de esos mismos desechos. En el caso del plástico, tarda mucho tiempo en degradarse completamente.
De manera que acaba por formar pequeñas partículas, llamadas microplásticos o nanoplásticos. Si ya los restos de grandes dimensiones son un problema para los animales que acaban por comérselos, las partículas plásticas terminan por dar la vuelta a toda la cadena trófica. Llegando a estar presente en nuestros organismos.
A medida que se publican investigaciones sobre el peligro de estos restos plásticos, desde la política y la sociedad, se busca minimizar su uso. O utilizarlos de manera más responsable. Y la ciencia avanza también buscando alternativas. Por ejemplo, buscando plásticos más sostenibles de origen biológico. Y eliminando los microplásticos ya presentes para que no dejen huella ni afecten la salud de animales y humanos. Y para que nuestra forma de vida sea un poco más sostenible. Por el bien de todos y del planeta.
Recuperar microplásticos del agua con materia natural
Un grupo de científicos chinos han diseñado una esponja creada a partir de hueso de calamar y algodón, dos elementos naturales. Su propósito es recuperar microplásticos del agua. Y, al parecer, el resultado es prometedor, ya que ha logrado absorber prácticamente el 100% de los restos plásticos microscópicos encontrados. Además, se trata de un método escalable.
De acuerdo a las pruebas realizadas en escenarios reales y mediante simulaciones por ordenador. Es decir, que más allá de las pruebas de laboratorio a pequeña escala, se podrían construir sistemas de grandes dimensiones capaces de limpiar grandes cantidades de agua. Una gran noticia, si tenemos en cuenta que soluciones anteriores no han logrado dar ese paso fuera del laboratorio.
La investigación fue publicada en la revista científica Science Advances. En el artículo, el equipo investigador, de la Universidad de Wuhan, explica cómo probó su esponja filtrante capaz de recuperar microplásticos del agua en distintas situaciones. En una zanja de riego, en un lago, en un estanque y, finalmente, probaron con agua de mar. El resultado, hasta el 99,9% de plástico fue recuperado. Y entre el 95% y el 98% del plástico después de cinco ciclos. Es decir, que este filtro se puede reutilizar varias veces perdiendo un mínimo de eficacia.
La esponja está hecha principalmente de quitina y algodón. La quitina es un carbohidrato que podemos encontrar en hongos y en los exoesqueletos de los artrópodos. En el caso de los investigadores chinos, extrajeron quitina de hueso de calamar. Y la combinaron con celulosa de algodón, materiales que a menudo se utilizan para abordar la contaminación. En ambos casos, se trata de materiales fáciles de obtener y más económicos que otras propuestas anteriores.
Avanzando por el buen camino
Tal y como explican los investigadores en su artículo, “hay pocas tecnologías prácticas para la eliminación eficiente y extensa de microplásticos, especialmente para aquellos de menos de 10 μm”. Algunas de ellas son prometedoras, los absorbentes de alta superficie, la coagulación por interacciones químicas o físicas o la eliminación magnética por nanomateriales modificados. Pero “implican procedimientos de fabricación complejos o materias primas costosas”, lo que dificultaría su puesta en marcha a gran escala. En cambio, la propuesta para recuperar microplásticos del agua basada en quitina y celulosa es más económica, eficiente, reutilizable y escalable.
“El uso de biomasa accesible y asequible podría servir como una estrategia efectiva para establecer absorbentes eficientes. Es bien sabido que la celulosa y la quitina, dos de los polisacáridos más abundantes en la naturaleza, se utilizan ampliamente para la eliminación de contaminantes de las aguas residuales debido a su bajo coste, biocompatibilidad y sostenibilidad”.
En el artículo, los autores también dicen que podrían tener un modelo a escala industrial listo en varios años, si las pruebas a mayor escala tienen éxito. Y no solo eso. Esta solución de esponja filtradora podría usarse en sistemas de filtración domésticos o municipales. Y puestos a buscar soluciones imaginativas, también podría integrarse en electrodomésticos como lavadoras de ropa, lavavajillas y otras fuentes de contaminación por microplásticos. Así, estas pequeñas partículas podrían recuperarse antes de salir de nuestros hogares.