Del 30 de noviembre al 13 de diciembre se celebró la 28.ª edición de la Conferencia sobre el cambio climático de Naciones Unidas, conocida por las siglas COP28. Esta edición se celebró en Dubai, Emiratos Árabes Unidos. Y estuvo rodeada por cierta polémica. Sin embargo, el mero hecho de que se produzcan estas conferencias de manera anual es un primer paso para luchar contra el cambio climático. Un primer paso, que desgraciadamente, no va acompañado de la contundencia deseada.
El propósito de las COP o Conferencias sobre el cambio climático es reunir a expertos, gobiernos y empresas para que acuerden soluciones y acciones que deben tomar todas las partes para reducir nuestro impacto en el planeta. Sin embargo, resulta inevitable que las conclusiones planteadas en estas conferencias se diluyan debido a los distintos intereses públicos, privados y personales que anteponen el beneficio inmediato a un futuro en el que vivir en nuestro planeta será más complejo de lo que es ahora.
En el lado negativo, la COP28 ha dado que hablar debido al uso y abuso del greenwashing, un intento por parte de gobiernos y empresas de dar una imagen más verde en vez de realizar acciones efectivas contra la crisis climática. Por otro lado, el país anfitrión de la cumbre vive del petróleo, materia prima contaminante de la que muchos países no quieren prescindir ni un ápice, pese a que en muchos ámbitos ya es posible reducir su consumo. Y, en el lado positivo, ¿de qué ha servido la Conferencia sobre el cambio climático de este año?
Limitar el calentamiento global a 1,5 °C
La primera y gran conclusión de la COP28 viene de lejos. Tomar medidas urgentes para limitar el calentamiento global a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. Sabemos que desde la revolución industrial, el ser humano ha contribuido a que el planeta se caliente más de lo normal. Esto afecta a toda la humanidad y a cualquier ser vivo que habite la Tierra. Y se traduce en veranos más prolongados, primaveras y otoños más cortos, inclemencias meteorológicas más extremas y durante más meses del año, subida del nivel del mar, etc.
En la Conferencia sobre el cambio climático de Dubai, se acordó reducir las emisiones un 43% para 2030 y un 60% para 2035. El problema está en que, lejos de promesas a medio plazo, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero siguen en aumento en vez de reducirse. Así que de poco sirve proponer objetivos ambiciosos si luego se quedan en el papel.
Eliminación gradual de los combustibles fósiles
A diferencia de la promesa anterior, esta conclusión del COP28 es la primera vez que se pone sobre la mesa. Que la mayoría de países del mundo acuerde abandonar los combustibles fósiles es una importante declaración de intenciones. Para que sea un éxito, el proceso deberá hacerse bien. De manera escalonada, proporcional a la responsabilidad de cada territorio y evitando parches y acciones superficiales para contentar a la opinión pública.
Fondo de pérdidas y daños
Uno de los principales impedimentos para combatir la crisis climática es la economía. Nadie quiere dejar de ganar dinero a costa de reducir su consumo, aunque implique contaminar más. Y aunque la implementación de tecnologías sostenibles y la lucha contra la crisis climática ya empieza a dar sus frutos, también el económico, muchas empresas y países siguen aplicando reglas y creencias económicas de siglos pasados. Cuando los recursos se creían ilimitados.
Para intentar solventar este gran freno para combatir la crisis climática, la Conferencia sobre el cambio climático de 2023 acordó crear un fondo de compensación. Su objetivo, ayudar a países en desarrollo a hacer frente al impacto ocasionado por el cambio climático. Sin embargo, debe quedar claro que ese fondo por sí mismo no acabará con inundaciones, sequías y demás fenómenos extremos causados por la crisis climática.
Potenciar las energías renovables
Si queremos reducir el uso de combustibles fósiles y mantener nuestro “tren de vida”, es inevitable fomentar alternativas como son las energías renovables. Llevamos algunos años en un periodo de transición hacia un modelo más sostenible, pero es un cambio tan grande que requiere de tiempo y esfuerzo por parte de todos. Especialmente de empresas y gobiernos. Y en la Conferencia sobre el cambio climático de este año se ha hablado mucho de ello.
Ya hemos visto, desde hace años, muchos ejemplos de lo que podemos lograr en este sentido. España, sin ir más lejos, ha logrado estar en los primeros puestos en producción de energía limpia. Y aunque todavía queda mucho por hacer, vamos en la buena dirección. Pero no es así en todas partes.
Entre las conclusiones del COP28 destaca el objetivo de alcanzar los 11.000 GW de potencia renovable para 2030. Pero no todos los países avanzan hacia este futuro sostenible a la misma velocidad. Gigantes como China, Estados Unidos o India cuentan ya con grandes instalaciones eólicas y solares. Pero todos los países industrializados deben dar el paso, cuanto antes mejor, para cumplir ese objetivo. Actualmente, los daños causados por la crisis climática no pueden deshacerse. Pero sí estamos a tiempo de reducir su impacto en el futuro y evitar que la Tierra sea un planeta inhabitable.