“En el futuro, las máquinas serán mejores que nosotros buscando respuestas, pero es evidente que son mucho peores creando preguntas”

Impacto de la tecnología en las personas, talento, diversidad, disrupción, filtros burbujas y triángulos tecnológicos. Sobre todo ello nos habla Jaime García Cantero, analista independiente y director creativo y de contenidos de El País Retina.

La tecnología ha conquistado todos y cada uno de los ámbitos de la vida actual. Un hecho que atemoriza a algunos y llena de esperanzas a otros. O ambas cosas a la vez.

La inteligencia artificial, el Big Data o el Internet de las Cosas (IoT) se han ido instalando en la sociedad de manera paulatina e irreversible. De hecho, alcanzan ya unos niveles de protagonismo que han llevado a preguntarse si dichas tecnologías pueden llegar o no a restar papel a las personas.

Una incógnita a la que solo el tiempo dará respuesta, pero que ya ha llevado a muchos, entre ellos a Elon Musk (como puede verse en su documental Do you trust this computer?), a vaticinar un futuro bastante dramático donde la humanidad se verá superada por la tecnología.

Una visión que, sin embargo, no comparte el analista independiente y director creativo y de contenidos de El País Retina, Jaime García Cantero. El también mentor en Founder Institute, entiende que el futuro está todavía por configurarse, y el ser humano será quién lo determine.

Tras acabar sus estudios de ingeniería en la Universidad Politécnica de Madrid y en la KTH de Estocolmo, García Cantero trabajó como consultor estratégico en Mckinsey & Co., para después cursar un postgrado en la Universidad de Stanford, y más tarde ser nombrado director de análisis de IDC. Toda una trayectoria que le brinda una interesante perspectiva sobre los grandes retos tecnológicos a los que nos enfrentamos.

Los retos están más en las personas que en las tecnologías

La expectativa que genera la inteligencia artificial ha ido en aumento de la mano de las grandes películas de ficción, donde se plantean mundos futuros en los que las máquinas superan, e incluso suplantan, a las personas. Pero la realidad todavía dista mucho de esa idea, aunque no hay que guardarla en el cajón del olvido.

En cualquier caso, estar preparados para el futuro es uno de los mayores desafíos que la sociedad actual enfrenta en estos momentos. “Los retos están más en las personas que en las tecnologías”, asegura Jaime, que entiende que es el momento de dar la vuelta a nuestra forma de plantear las ideas. “Estamos acostumbrados a procesos que cambiaban las respuestas, y ahora, el gran reto al que nos enfrentamos es cambiar las preguntas en busca de una evolución que permita que el ser humano se distinga aún más de la tecnología, que, al final, solo es capaz de hallar soluciones”.

En la capacidad de hacer preguntas radica la diferencia y la ventaja de las personas con respecto a la inteligencia artificial. “Las máquinas son buenas y, probablemente, en el futuro serán mejores que nosotros buscando respuestas, pero es evidente que son muchos peores creando preguntas”, resalta este analista. Por tanto, “es un momento donde es tan importante hacer preguntas como buscar respuestas para transformar los paradigmas existentes hasta el momento y avanzar”.

Lo diverso suma

Un cambio de planteamiento que traerá consigo otra serie de modificaciones, y donde, según Jaime García Cantero, lo diverso se convertirá en la mejor apuesta.
Así ocurre ya en el ámbito laboral donde los esquemas rígidos han ido perdiendo espacio. “El futuro va de trabajar en modelos más flexibles donde la búsqueda de talento será más voluble, y encontrarlo, el gran reto de la era digital”, afirma Jaime.

Como ejemplo de todo esto, Jaime recurre al funcionamiento de un grupo de Jazz. El Jazz es un género musical donde la improvisación y la interacción continua de distintos talentos constituye una seña de identidad. Una circunstancia que choca de pleno con las atribuibles a la música clásica, donde controlar un solo instrumento a la perfección es el objetivo.

Dos modelos contrapuestos de hacer música que se asemejan a los entornos laborales. Es tiempo de decir adiós a lo seguro y de adentrarse en ámbitos de improvisación basados en dinámicas flexibles de trabajo, donde la improvisación, maximización del talento, innovación, y apuesta por lo distinto es fundamental.
Hay que concienciarse de que “lo diverso no resta sino que suma, da paso a entornos de trabajo más fluidos donde el Jazz pueda sonar con fuerza.”.

Jaime García Cantero

Un tiempo de disrupción

Pero apostar por el cambio asusta y es difícil de conseguir, más aún en el instante de “disrupción” que se vive en estos momentos. “Nos encontramos en un periodo de cambio explosivo donde no sabemos bien hacia qué vamos y no solo en lo que al ámbito digital se refiere”.

“Se trata de un cambio de estrategia en un nuevo entorno”, entiende Jaime García Cantero, diferenciando dos campos de transformación: aptitudes (lo que puedes hacer) y actitudes (lo que quieres hacer). “Esta transformación va de hacer un balance entre nuevas aptitudes y nuevas actitudes”, apostando por estas últimas para alcanzar una igualdad, diversidad y colaboración que favorezcan una sociedad mejor.

El futuro aún está por construir

Lo mejor no ha llegado aún, y todavía queda mucho camino por construir. Un recorrido donde la tecnología seguirá cobrando fuerza, pero donde el papel protagonista seguirá siendo para las personas. Y es que, tal y como Jaime asegura, “la tecnología la hacen las personas, y en esta disrupción se han convertido en la clave, empoderándose para hacer cosas que nunca antes habían pensado”.

El cambio es una realidad para la que la sociedad “sí está preparada pero hay que hacer reflexión sobre cómo va a ser esta transformación”.

Una visión de futuro tecnológico que muchos ven con negativismo y temor, y donde el concepto de “retrotopía” de Zygmunt Bauman, lo mejor ya pasó y lo bueno es el mundo anterior a la tecnología, cobra fuerza”. Una idea que el analista tacha de peligrosa porque, a su juicio, “es mentira, y es dañino pensar que todo lo bueno ya pasó”. Por ello, entiende que hay que mostrarse positivo ante lo que está por venir. “El futuro tiene la ventaja de que aún está por construirse, y todavía hay mucho que hacer”, asegura.

Y en este escenario, Jaime considera que “aún estamos muy lejos de crear sistemas artificiales con inteligencias generales iguales a las humanas, aunque, probablemente, llegarán, y tendremos que prepararnos haciéndonos las preguntas adecuadas”, tal y como comentaba al principio de esta entrevista. La intrusión de las máquinas en el mundo laboral puede tener dos lecturas: apocalíptica o de cambio. Ante esta disyuntiva, Jaime apuesta la segunda opción, y plantea comenzar a preguntarse qué otras maneras de trabajo existen, cómo se pueden crear otros empleos, o cómo se puede redistribuir la riqueza.

Las redes sociales, un fenómeno más social que tecnológico

Pero antes del replanteamiento del futuro queda mucho presente por debatir. Un escenario donde las redes sociales cuentan con un papel muy destacado, que algunos ven con buenos ojos, mientras que otros las consideran como la raíz de la incomunicación entre personas. Una visión que Jaime García Cantero cree que sería conveniente desplazar, asegurando que las “plataformas sociales” –tal y como prefiere llamarlas, al entender que constituyen un fenómeno más social que tecnológico- “no son ni buenas ni malas, simplemente depende del uso que de ellas hagan las personas”.

robots

La privacidad, una utopía pasada y presente

Entender el papel que se juega como usuario de las plataformas sociales es esencial cuando se habla de privacidad. “Tú no eres el cliente. Eres el producto”, un cambio de perspectiva donde los datos y la privacidad juegan un papel distinto. “La privacidad es una utopía desde hace mucho tiempo. No hay que olvidar que, por ejemplo, llevamos utilizando desde hace años tarjetas de crédito repletas de datos. Por tanto, vivimos en un entorno de dualidades donde existe preocupación por la privacidad mientras que se produce un exhibicionismo atroz. Algo que no es incompatible pero sí difícil de combinar”.

El peligro del filtro burbuja

Informarse en la actualidad es una tarea sencilla. Tan solo hay que acceder a Internet y todo un mundo de posibilidades informativas se pone al alcance de tu mano. Miles de opciones con miles de puntos de vista ideológicos a un solo clic, para, finalmente, acabar “siguiendo e informándonos solo sobre lo que queremos y nos gusta”. Una realidad que ha dado lugar al concepto de “filtro burbuja”.

“La opinión pública está basada en el cruce de opuestos, pero si solo se escucha al que piensa como uno se acabará teniendo una visión muy sesgada de la realidad, como si se viviese dentro de una burbuja sin contacto con el exterior. Algo que, en el medio plazo, puede conducir al extremismo”.

El triángulo mágico de la tecnología

La tecnología ya constituye una parte más de las personas. Está presente sin apenas darnos cuenta, y la separación entre lo físico y lo digital ha desaparecido. “Lo digital es como una piel que complementa lo físico, y aquí el Internet de las Cosas (IoT) es el mejor ejemplo. Ha entrado en nuestras vidas sin darnos cuenta y ya cuesta encontrar un hogar donde no haya algo relacionado con IoT”, afirma Jaime García Cantero, impresionado con la capacidad que existe en la actualidad de “convertir en datos todo”. Y es que, el Big Data es el complemento perfecto para el IoT y, en combinación con la inteligencia artificial, se retroalimentan formando “el triángulo mágico de la tecnología”, clave en esta disrupción que, sin duda, estamos viviendo.

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