La primera vez que apareció el concepto cíborg fue en la década de los sesenta, cuando se planteó la posibilidad de fusionar el cuerpo humano con las máquinas para crear un organismo único y perfecto. En la actualidad, muchas personas llevan la tecnología consigo para llevar una vida cotidiana cómoda.
La industria biónica se impulsa de manera acelerada gracias a los avances que se están llevando a cabo en Inteligencia Artificial (IA) y en nanotecnología. Debido a estos pasos agigantados, el concepto que tenemos sobre los cíborgs cambiará en breve.
Muchas veces hemos visto películas futuristas donde existían robots con apariencia humana, e incluso personas con componentes robóticos llamados cíborgs. Pues gracias a los avances científicos y tecnológicos podemos dar el paso de la ficción a la realidad.
¿Dónde proviene el término cíborg?
El término cíborgs se acuñó en 1960, en plena carrera espacial. Los científicos Manfred Clynes y Nathan S. Kline utilizaron esta palabra como acrónimo de cybernetic y organism en un artículo donde se planteaba la posibilidad de crear un sistema que fusionara al ser humano con una máquina. Lo que no sabían es que tendrían que pasar varios años para llegar a ver a las primeras personas dispuestas a incorporar tecnología en su cuerpo.
Para conocer el primer caso de una persona fusionada con una máquina tenemos que remontarnos a 1997, cuando el médico Philip Kennedy implantó a sus pacientes unos electrodos en el cerebro. El paciente de Kennedy era un veterano de guerra que sufría de parálisis. Gracias a este experimento, el paciente podía controlar la máquina a través de los impulsos nerviosos.
Otro caso más conocido sucedió en 2001. Jesse Sullivan sufrió un accidente y perdió sus dos brazos y el Instituto de Rehabilitación de Chicago diseñó para él unos brazos biónicos que podía controlar Sullivan con electrodos en el cerebro. En este punto es cuando se empieza a ver posible la creación de hombres-máquina.
Los primeros cíborgs reconocidos
En la actualidad, existen muchas personas que incorporan partes tecnológicas en su cuerpo por muy extraño que nos parezca.
Un ejemplo es Suecia. El país nórdico tiene más de 4.000 ciudadanos que llevan un componente electrónico en su cuerpo. ¿Cuál es la razón? Muy sencilla: la comodidad. Muchos usuarios prefieren llevar implantados un chip que sirva como carnet de identidad, e incluso la tarjeta de crédito, para llevar a cabo labores de forma sencilla.
Pero a pesar de usar implantes, estas personas no son consideradas como organismos cibernéticos.
Solo existe un caso en el que un gobierno reconoce a una persona como cíborg de manera oficial. Este es Neil Harbisson; un británico que nació con una enfermedad congénita, llamada acromatopsia, la cual le impide ver los colores reales. Neil solo podía ver en escala de grises, blancos y negros.
Por lo tanto, ¿qué hizo Neil Harbisson para convertirse en un cíborg? Se implantó una antena que le nace en la nuca y se sitúa sobre su frente.
Gracias a ese dispositivo puede ver los colores en forma de sonidos en el cerebro, e incluso tener la capacidad de percibir luz ultravioleta e infrarrojos.
Harbisson consiguió su propósito en este punto, pero tuvo problemas. Por ejemplo, el gobierno británico no permitía que en la foto de su pasaporte apareciera con la antena implantada. Finalmente, tras una larga lucha para que las autoridades aceptaran su pasaporte, consiguió que fuera **reconocido como cíborg de manera oficial.
El hombre más conectado del mundo
El caso de Neil Harbisson es el más conocido por los usuarios, pero existen más ejemplos como el de Chris Dancy, más conocido como “el hombre más conectado del mundo”.
El estilo de vida de Chris Dancy se aproxima más al de un robot que al de un ser humano. Todo comenzó en 2009 cuando Dancy comenzó a utilizar wearables en su cuerpo, y actualmente cuenta con 11 dispositivos implantados que le ayudan a medir en todo momento sus datos vitales como, las constantes, temperatura corporal y peso, entre otros.
Cyborg Foundation
En 2010 surge la organización Cyborg Foundation. Una fundación creada por Neil Harbisson y Moon Ribas, la primera mujer cíborg del mundo que se implantó sensores sísmicos en sus pies para detectar terremotos en el planeta en tiempo real.
La finalidad de esta fundación es la de ayudar a los humanos a convertirse en cíborgs y defender sus derechos. A lo largo de los años, la fundación ha colaborado con varias instituciones para mejorar el desarrollo de la tecnología y sobre los cíborgs en particular.
Con la aparición de esta tendencia, será cuestión de años que veamos normalizado un concepto que hace décadas era más propio de la ciencia ficción.
También la posibilidad de que estemos ante una evolución donde todos los seres humanos puedan implantarse tecnología en su cuerpo para convertirse en una especie mejorada gracias a estos recursos.